De pequeña odiaba la salsa de
tomate casera. El día que tocaba comer macarrones, una vez cocidos, los míos se
apartaban “en blanco” para que pudiera rociarlos a mi gusto con tomate frito de
caja… ¡dónde va a parar!
No sé en qué estaría pensando aquella niña insensata, ni cuándo decidió que la pasta, el arroz, la carne, los huevos,
la tortilla, la morcilla… ¡todo! estaba mucho más rico con tomate natural (así
lo llamamos en casa), pero ¡bendito sea el momento en que me entró la cordura!
Hoy voy a enseñaros a elaborar una
salsa de tomate casera multiusos aplicable a diversos platos; una fusión entre
la de mi madre y la de mi suegra. Una salsa para chuparse los dedos pero fácil de hacer; ¡que nadie se me agobie! Además, a partir de ahora, esta salsa de tomate casera será popular en varios de nuestros post porque una vez elaborada, la distribuiremos en tarros de
distintos tamaños para congelarla y poder emplearla cada vez que necesitemos. Será uno de nuestros tesoros congelados.
¡Sé valiente e inténtalo Pollito!
Dejarás guardado el tomate de caja en tu despensa de los “por si acaso”.
¿Cómo lo hago?
Antes de nada, lava las verduras. “¡Obvio!”
dirás. Lo es en teoría pero no todo el mundo lo recuerda en la práctica. Si te
surgen dudas sobre la importancia del asunto, te invito a dedicarle unos
minutos a estos enlaces del blog El nutricionista de la general donde el dietista-nutricionista Juan Revenga (@juan_revenga) las despeja de un
plumazo:
Ahora sí, ¡al lío!:
> Corta media cebolla, pélala y pícala en láminas o dados (sin patrones, ¡a tu bola! :D)
> Corta un trozo del pimiento rojo y otro del verde, y pícalos como hiciste con la cebolla.
> Vierte con cuidado el tomate de ambas latas en la cazuela; salpica más de lo que piensas. Cada vez que preparo salsa de tomate casera utilizo una lata grande y otra mediana para que me cunda y pueda congelar, al menos, un par de botes. Recomendación, no obligación.
> Sazona el tomate: 4 pellizcos de
sal y uno de azúcar (¡Sí, sí, azúcar!, contrarresta la acidez del tomate, dándole el puntito de equilibrio al sabor de la salsa).
> Mezcla todo bien, tápalo para que no se te ponga la vitro "a lunares" (además ahorrarás energía), y deja que cueza a
fuego lento unos 20 minutos.
Recréate con el “chof, chof, chof”
y el aroma del tomate. ¡Pero no te despistes! Dale una vueltita de vez en
cuando.
> Coge otra cazuela (o cuenco) de
tamaño similar, coloca encima el pasapuré (yo utilizo la cuchilla intermedia
para que el resultado no sea una salsa de tomate ni excesivamente fina ni
espesa) y vierte poco a poco el tomate en
su interior. Vete pasándolo con cariño (no se recomienda dar vueltas al mango
del pasapuré como si pretendieras emprender el vuelo con ello; puedes acabar bañad@ en tomate. Sí, puede que me haya sucedido
alguna vez :-S ).
Deja enfriar el tomate, rellena los tarros, etiqueta, congela, y no
pretendas que ni Gollum ni ningún otro ser de confianza vigile tu
tesooooooro. En cuanto te
descuides, la gula de alguien en casa habrá encontrado un buen motivo para
utilizarlo.
¡Avisados quedáis Pollitos! Hay un
antes y un después de la salsa de tomate casera.
RECOMENDACIÓN: Es muy importante no llenar completamente los tarros que vayamos a congelar. Si están hasta arriba de tomate, como el líquido al congelarse aumenta de volumen, el tarro podría acabar rajándose. L@s aficionados a la ciencia seguro que pueden explicarnos este fenómeno más rigurosamente; ¿quién se anima?
OTRAS OPCIONES PARA LA SALSA DE TOMATE CASERA:
- Si prefieres elaborar tu salsa con un tomate que no haya sido procesado de forma industrial, compra tomate de pera en la frutería. Pélalo (si lo metes unos segundos en agua hirviendo te resultará mucho más fácil) y sigue el resto de pasos que te indico en el post pero utilizando este tomate en vez del triturado que yo utilizo.
- También puedes comprar botes de tomate entero en vez de triturado. Ten en cuenta que en este caso tardará más en cocerse (quizá el doble).
- Puedes aprovechar los tomates de ensalada que se te hayan ido quedando demasiado maduros para hacer salsa de tomate casera. El proceso será el mismo que con el tomate de pera e igualmente el tiempo de cocción será mayor, pero quedará una salsa tan rica como la primera. ¡Y aprovecharás comida en vez de tirarla! ¡Mooola!
Cuéntame, ¿cómo lo ves?. Yo, ¡de lo más apetecible!
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