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La
costura es algo que siempre ha
estado muy presente en mi vida. Vengo de familia de costureras (mi madre y mi
abuela lo han sido durante muchos años), y es por esto por lo que quizá la
valore más que la media. Bajo mi punto de vista, saber coser no es solo una habilidad, es un arte; tanto como pintar un
cuadro o escribir un libro pero mucho menos apreciado socialmente. Un arte que
se ha ido perdiendo con el tiempo dentro del hogar porque ¿quién va a
confeccionarse una camisa si en la tienda de la esquina te la venden por dos duros?
Ni Vodafone podría convencernos de
que “son buenos tiempos para la Costura”,
¡y eso que por un momento llegué a tragarme que eran buenos tiempos para el
Periodismo! Jajaja
Yo
no continué con la saga, pero ese
entorno me hizo aprender alguna que otra noción básica que considero que todos
deberíamos conocer para sobrevivir a la emancipación.
Estas, las nociones de supervivencia en el mundo de la costura, son las que pretendo ir enseñándoos en el blog. No
vamos a ser artistas, solo supervivientes. Hay “sietes” que no sería capaz de
arreglar ni Versace, pero coser un
botón, arreglar un ojal o tapar un agujerito en nuestra camiseta favorita… ¡eso
puede aprender a hacerlo cualquiera! ¡Oyeee, no pongas esa cara… tú también!
Entiendo
que este momento costura haya podido dejaros en shock. Soy consciente de lo que
supone (especialmente para el género masculino) pensarse a uno mismo con la
aguja en la mano. Pero debéis confiar en mí como yo lo hago en vosotros; si no,
no estaría escribiendo este post. Ya veréis cuando, por ejemplo, queráis
convertir ropa vieja en disfraces: el éxito estará asegurado. “Ahorro, ahorro, ahorro” esta es la
mentalidad que deben tener mis Pollitos, y aprender a dar cuatro puntadas forma
parte de ello. ¡Poco más les costó a los ratoncillos & company
apañarle el vestido a la Cenicienta!. (Por favor, este último comentario no lo tengáis en cuenta a la hora de reforzar la confianza en mí. ¡Cuánto daño le han hecho los cuentos de hadas a mi infinita
imaginación!)
Para
no abrumaros demasiado, de momento solo vamos a llenar nuestro costurero (dícese
de cualquier neceser viejo o caja de galletas vacía) con unos cuantos accesorios
de costura básicos que nos saquen
del apuro. Serán 6, que debéis adquirir en una mercería, o en "Los Chinos" en su defecto (aunque la calidad
realmente no tiene nada que ver; “lo barato, a veces, sale caro” dijo aquél).
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